Si hay algo que está claro cuando hablamos de Yuck es que no existirían sin la década de los noventa. Ayer en Madrid volvieron a demostrar que son unos alumnos aventajados de aquellos años. Dieron un concierto intenso y ruidoso ante una sala repleta de fans que coreaban los temas de su primer disco y se embobaban con los del segundo. El grupo londinense se ha recuperado de la marcha de su principal compositor de una forma envidiable. En su último trabajo han optado por la coherencia y se han olvidado de hacer un best of de los noventa, que es lo que pasaba en su debut (en directo, lo que mejor les funciona son los hits de su primer trabajo –a la gente le va la caña–).
Yuck dieron un concierto de manual en el que, en apenas una hora, repasaron los mejores temas de sus dos discos (más el tema nuevo de rigor y la versión de turno). No hubieron muchas sorpresas en el orden del setlist (empezar con ‘Middle Sea’ y acabar con ‘Georgia’ no supone mucho riesgo), pero no se les pueden poner muchas más pegas. Consiguieron un sonido estupendo (me consta que se han traído a uno de los mejores ingenieros de sonido de Londres) y sus potentes guitarras sonaron limpias, algo muy poco habitual en este tipo de conciertos en los que los miembros del grupo llevan pedaleras enormes. Además, se les vio mucho más rodados que es en sus primeras visitas a nuestro país. En los 60 minutos de concierto apenas tuvieron fisuras.
A Yuck se les puede acusar de unas cuantas cosas (no son el colmo de la originalidad), pero una de ellas no es la falta de hits guitarreros. Los de Londres tienen un repertorio sólido con el que es difícil aburrir en un concierto. Sí es cierto que canciones de su primer trabajo como ‘Get Away’, ‘Holing Out’ y ‘The Wall’, siguen siendo los puntos álgidos en sus conciertos, pero las nuevas no desentonan en ningún momento. ‘Lose My Breath’, ‘Rebirth’ o ‘Nothing New’ están dentro de su faceta más pausada, pero salvo en la última, donde sacaron de paseo la acústica, en el resto dejaron ver la potencia de sus guitarras. Fue una pena que no pudiéramos disfrutar de las trompetas de “Glow & Behold” (¿para qué tenían el teclado?), pero las suplieron con unos cuantos guitarrazos.
Las dos únicas sorpresas del concierto fueron un tema nuevo y potente que va a salir en su nuevo Ep, y una versión (su recreación del ‘Age Of Consent’ de New Order la llevan tocando unos meses, y sonó prácticamente irreconocible con tanta distorsión). Tras la versión, cerraron con ‘Operation’ la primera parte del concierto –con bien de ruido y con su cantante pasando la guitarra por encima de las cabezas de la primera fila–. Para el bis se dejaron una de las canciones más tranquilas de su segundo trabajo (‘Memorial Fields’) y su mayor hit. No hacía falta más para cerrar un muy buen concierto.
Fotos: Adolfo Añino
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