Dos horas y media con Yo La Tengo
Se puede afirmar sin miedo que hay pocas bandas como Yo La Tengo. El trío de Nueva Jersey lleva cuatro décadas contando con el fervor de crítica y público -raro es el disco suyo que no acaba entre lo mejor de las listas del año-, y logrando lo que es más difícil todavía: que su música siga siendo trascendente. A lo que hay que añadir uno de esos directos que, por lo menos, hay que ver una vez en la vida. Porque, permitidme un poco la obviedad, pero Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew lo siguen teniendo. Y la prueba la tenemos en el show que acaban de dar en Madrid, que, una vez más, se dividió en dos partes, y nos mostró sus múltiples facetas musicales.

Primer pase: calma con alguna tempestad
Yo La Tengo venían a presentar ‘This Stupid World’, su estupendo último trabajo. Un disco que nos muestra esas múltiples facetas de la banda norteamericana y que fue el hilo conductor de todo el concierto. No obstante, el tema que le da título fue el encargado de abrir la noche. Aunque eso sí, en una versión un poco menos sucia que la de estudio. Porque, en esta primera parte, tocaba dar salida a las canciones un poco más densas y menos directas. Así, salvo en el arrebato guitarrero de Kaplan en “Sinatra Drive Breakdown”, el cual se dejó acompañar por una contundente batería de Hubley, poca distorsión se vio en esta primera hora.
Unas de las cosas que más luce en los conciertos de Yo La Tengo es ese baile de sillas que hacen sus miembros. Así, en estos primeros minutos, pudimos ver como Georgia dejaba la batería para centrarse en cantar y en los teclados en la suave “Ashes”. Donde, por cierto, pudimos comprobar que siguen teniendo sentido del humor al ver a Ira levantarse dos veces de su asiento al teclado para dar un golpe al platillo de la batería. Y en ese formato sin batería siguieron en “I’ll Be Around”, que con su delicadeza folk se convirtió en uno de los momentos más bonitos de la noche. Aunque eso sí, para acabar esta primera parte recurrieron a la distorsión en “The Ballad of Red Buckets” y en “Miles Away”, pero lo hicieron desde la calma. De hecho, la guitarra de la segunda casi sonaba shoegaze.

Segundo pase: tormenta eléctrica
Tras un descanso de un cuarto de hora, Yo La Tengo salieron al escenario para mostrarnos el lado más directo y eléctrico de su música. Algo que ya esperábamos muchos. Aunque hay que decir que no esperábamos que fuera tan bestia. La guitarra de Kaplan sonó a un volumen atronador prácticamente todo el concierto, pero mucho más en esta parte. Y eso lo pudimos comprobar desde el principio, con esa “Cherry Chapstick” en la que sacan a relucir el lado más melódico de su indie-rock. Una faceta que también aparecería más tarde en “Fallout” o “Sugarcube”. Además de en la versión tan sucia que hicieron de “Today is the Day”. Pero sus guitarras eléctricas dieron para mucho más.
Hay riffs de guitarra que son clásicos dentro del indie-rock. Y es innegable que el de “Big Day Coming” -en su “second versión”- es uno de ellos. En este caso, fue la guitarra de James la encargada de llenar todo de distorsión -Ira estaba al otro lado dándole a la maraca y aporreando el teclado-, y es increíble lo mucho que sigue impactando su afilado sonido. Eso sí, tras ella, tocaba dejar de lado la distorsión y entregarnos uno de los momentos más bonitos del concierto. Con Ira a los teclados, y James y Georgia a la batería, nos dejaron una “Autumn Sweater” de lo más hipnotizante. Pero había que volver a la distorsión, y nada mejor que “Blue Line Swinger” para cerrar esta parte. Este tema, de larga y sosegada intro, fue subiendo de intensidad hasta acabar en una tormenta eléctrica de pura distorsión en la que Ira se volvió loco lanzado su guitarra al aire y aporreando sus cuerdas como no lo había hecho en todo el concierto. Una absoluta pasada de más de diez minutos que se llevó una ovación de todo el público presente.

Un extra
Como si fuera poco hacer dos pases, Yo La Tengo volvieron a salir al escenario para tocar tres temas más. Esta parte de sus directos suele ser en la que aceptan peticiones, pero un Ira un tanto alucinado con una camiseta del ‘Electr-o-pura’ que llevaba un fan de la primera fila, decidió atacar “Decora”, la canción que abría ese álbum. Y oye, pero ninguno, porque es uno de los mejores temas de su carrera. Tras ella, llegó el turno de las versiones, donde calló una acelerada y contundente revisión del “This Is Where I Belong” de The Kinks, y una bonita interpretación acústica de “I Found a Reason” de sus adorados The Velvet Underground. El cierre perfecto para otro gran concierto de Yo La Tengo. Y ya van tantos que he perdido la cuenta.
Fotos: Adolfo Añino



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