Quienes era la primera vez que veíamos a Yo La Tengo en sala (¡sí, estas cosas pasan!)—y a juzgar por el tono contemplativo y reposado de su decimoquinto disco, There Is a Riot Going On—esperábamos un concierto tranquilo y sosegado. ¡Ojalá los desajustes de expectativas fuesen siempre así! ¡Ojalá equivocarse supiese siempre tan bien! Fueron casi tres horas de un directo apasionante.

El concierto se dividió en dos partes: un primer set, más acústico y calmado, y un segundo, mucho más enérgico y vibrante. Poco antes de las 21:15 h, Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew salieron al escenario con la timidez y el apocamiento que les caracteriza y sentaron las bases de una primera parte más bien contenida con ‘You Are Here’, el tema instrumental de sonidos lánguidos y vibrantes que abre su último disco, y una melancólica ‘Forever’, también de There Is a Riot Going On, a medio camino entre una nana y una canción de amor.

Durante algo más de una hora, el trío de Nueva Jersey desgranó con elegancia varios de sus temas más íntimos—muchos de su disco más reciente, aunque también recuperó algunas joyas de sus trabajos anteriores. James, contrabajo en mano, cantando ‘Black Flowers’ o la mítica ‘Big Day Coming’ nos hicieron presagiar que aquello no había hecho más que empezar.

Tras un cuarto de hora largo de receso, el segundo set arrancó relajado, pero la banda cambió el mood y enseguida dio paso a los estallidos de ruido y distorsión que tanto les han distinguido a lo largo de su extensa carrera. James cedió los teclados a Ira y acompañó a Georgia en la percusión para regalarnos con la emblemática ‘Autumn Sweater’. A partir de entonces, una sala Apolo al completo se sumergió en un estado de excitación absoluto. Las distorsiones de la guitarra de Ira y sus contoneos embriagaron a un público ya totalmente entregado. La pegadiza ‘Tom Courtenay’ sonó exuberante y puso la piel de gallina a más de uno. ‘Blue Line Swinger’, un tema con el que se evidencia el dominio de la formación de plasmar una amplísima gama de sonidos y sensaciones, puso punto final a un segundo set extasiante.

Cerca de la medianoche, todavía con las pulsaciones a mil y cuando algunos empezaban a mirar el reloj para asegurarse de no perder el último metro, Yo La Tengo reaparecieron para contentar a los fans de sus ya míticas versiones y sorprendieron con una elegante ‘I’ll Be Your Mirror’ de la Velvet Underground, ‘Yellow Sarong’ de los ochenteros The Scene is Now y su popular versión de ‘Tried So Hard’ de Glen Clark. Pese a que los covers son marca de la casa, la magistral ‘Blue Line Swinger’ fue un cierre demasiado redondo y no necesitaba nada más (¡un change.org para la supresión de los bises!).

A lo largo de su carrera, Yo La Tengo se han ido reinventando de manera constante aunque discreta y sin perder nunca su encanto. Fieles a su manera de entender la música y alejados de toda moda o pretensión, hace ya tiempo que se han consolidado como verdaderas leyendas del indie rock. Sus quince discos, pero sobre todo su rotundo directo, demuestran que no ha sido fruto del azar.

Fotos: Alejandro López E.

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