El cuarteto británico Depeche Mode inició la década de los 90 con su obra
maestra. Violator fue un disco que cambió el concepto del tecnopop, que
universalizó la ‘dark wave’ y los sonidos industriales. Fue su séptimo disco
de estudio el que les aupó y catapultó a lo alto de las listas universales.
Introdujo los ‘riffs’ de guitarra en su electrónica. Y les puso el mundo en
bandeja. Un disco redondo, que tiene su lugar de honor en los anales de la
música universal.
El cuarteto británico Depeche Mode era una banda que se movía bastante por el
underground hasta su disco ‘Black Celebration’ (Mute Records, 1986), un disco que
sumó singles tan potentes como “Stripped” (solo en Europa), “A Question of Lust”, “A
Question of Time” o “But not Tonight” (solo en Estados Unidos). La banda escarbaba
en los sonidos oscuros e industriales. Pero a raíz de ese disco, su fórmula se expandía a
canciones más synthpop, con una clara tendencia a la balada (“A Question of Lust”), a
los sonidos oscuros pero con calado pop (“Fly On The Windscreen” o “Black Celebration”) o a la energía rockera (“A Question of Time”, la semilla de canciones
como “World in my Eyes” o “Personal Jesus”). Ese fue su primer paso hacia el cambio.
El siguiente paso fue ‘Music for the Masses’ (Mute Records, 1987), que atesora
singles incontestables como “Strangelove”, “Behind the Wheel” o “Never Let Me Down
Again”. Fue el disco que les introdujo definitivamente en el mercado estadounidense. Y
la gira Tour For The Masses fue el broche final a su escalada musical con el disco en
directo ‘101’ (Mute Records, 1989). El concierto 101 de su gira celebrado en Pasadena
(Los Ángeles), acompañado del excelente documental de D.A Pennebaker, que filmaba
la gira por Estados Unidos a través de un grupo de fans y de la propia banda. Un
documento sobre el fenómeno fans y las dinámicas de una gira, hasta de los entresijos
de la banda. Aquella gira por Estados Unidos fue la demostración que su música ya
había llegado a las masas.
LA REVOLUCIÓN DEL SONIDO
Cambio de década. Y nuevas energías. El grupo recurre a un productor
inspirador y revolucionario como Flood. Un orfebre del sonido que cuenta en su
currículum haber trabajado con bandas como Nick Cave, Erasure, Goldfrapp, The
Charlatans, PJ Harvey, Placebo, The Killers, The Jesus and Mary Chain, Soulwax entre muchas otras. No en vano fue ingeniero junto a Daniel Lanois del ‘Achtung Baby’
(Island / Universal, 1991) de U2, otro disco que marcó la música de la primera mitad de
la década de 1990; ‘The Downward Spiral’ (Interscope / Universal, 1994) de Nine
Inch Nails, y fue artífice del ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’ (Virgin, 1995)
de The Smashing Pumpkins. Discos de esos que se encuentran entre las obras magnas
de la historia de la música.
“Depeche Mode era una banda perfecta para trabajar con otras metodologías”,
aseguraba Mark Ellis “Flood”. “Con Violator son ellos pero no como los conocías
antes”, añade el ingeniero y productor. Y eso se nota en el resultado final. Un resultado
innovador pero sin perder un ápice de la esencia del sonido de Depeche Mode.
Y LOS 90 LLEGARON CON ELECTRÓNICA
El synth pop más fresco y perfecto llegó de la mano de Depeche Mode para
todos los públicos. La banda inglesa amplió su paleta de sonidos, más allá de los
sonidos underground de la dark wave, del industrial, del synth pop por el que se
movieron en la década de 1980. ‘Music for the Masses’ ya supuso ese cambio hacia un
público más sensible al pop y a los sonidos electrónicos. La legión de incondicionales
de la electrónica no se perdió con ‘Violator‘, sino que siguió fiel al sonido Depeche.
Podemos deciros sin equivocarnos que Depeche Mode resulta una banda
fundamental para entender la evolución de la electrónica, su calado social y su apertura
en muchos movimientos musicales posteriores. ‘Violator‘ fue un disco fundamental en
esa transición de la electrónica hacia el gran público. Como la electrónica podía pasar
del underground a los estadios. La banda pivotaba principalmente sobre dos figuras
carismáticas y mediáticas, el cantante Dave Gahan, un animal escénico con un poder
magnético, y el compositor Martin Lee Gore. Sin embargo, Alan Wilder, fue una figura esencial en la banda, hasta su marcha tras el Devotional Tour. Su influencia fue notable
en ‘Violator’ y en ‘Songs of Faith and Devotion’ (1993). Y Andrew Fletcher era el
miembro que siempre equilibraba la balanza, el que aportaba tranquilidad.
El 19 de marzo de 1990 se lanzó el álbum en Inglaterra y al día siguiente en
Estados Unidos. Hasta la fecha ‘Violator‘ ha vendido más de 13.500.00 copias vendidas en todo el mundo. “Flood fue una buena elección para cambiar después de Music for the
Masses”, señaló Daniel Miller, dueño de Mute Records, el sello del grupo. El principal
compositor de la banda Martin L. Gore reconoce que “Flood fue el primero que motivó
y empujó el cambio”. El cantante Dave Gahan remarcaba que “todo lo que puso (Flood)
era nuevo. No teníamos ni idea de lo que iba a ocurrir. Fue excitante hacer el disco,
experimentar, explorar. Porque no éramos conscientes hacia dónde íbamos”.
La clave fue utilizar todo su potencial como un grupo creador de grandes
canciones. “Las demos eran el origen. La idea fue refinar sus demos. Y que fueran más
allá”, aseguraba Flood. Un productor que trabajó con ellos, Gareth Jones, señala “mi
disco favorito de Depeche Mode es Violator”. El primer cambio vino con el sencillo que
anticipó el disco, “Personal Jesus”. “Si hay que usar guitarras, usemos guitarras” fue el principio sobre el que gravitó la banda a la hora de encauzar la grabación de ‘Violator‘.
Un principio que se cumplió en la tríada de singles “Personal Jesus”, “I Feel You”
(primer sencillo de ‘Songs of Faith and Devotion’ (1993) y “Barrel of a Gun” (primer
sencillo de ‘Ultra’ (1997).
ELECTRÓNICA ALEMANA, CARAS B Y LA IMAGEN
Es curiosa la evolución de la banda vinculada con el sonido industrial, y con la
electrónica alemana (con pioneros como Kraftwerk) y de lejos llegan algunos matices
del género krautrock. No es casualidad que François Kevorkian, productor y
responsable de remezclas de Kraftwerk (‘Radioactivity’ y ‘Tour de France’), colaborará
en el sonido de ‘Violator‘. Luego está el mantenimiento de su sonido característico,
“Nothing” del anterior disco tiene su continuación en “Halo”. Especial peso tienen sus
remixes en toda su carrera, y sus caras B. ‘Violator’ cuenta con joyitas como
“Dangerous”, cara B de “Personal Jesus» y quizás una de sus mejores canciones
‘desechadas’ junto a “But not Tonight”. También se encuentran caras B de esa época
como “Happiest Girl” y “My Joy” muy electrónicas ambas y con buenas texturas
melódicas, y las instrumentales “Kaleid”, “Sibeling” y “Memphisto” que son una
mirada a la música clásica, así como la versión Harmonium de «Enjoy the Silence«.
La imagen del grupo cobró una especial atención, fue desde entonces que todo el
arte, las portadas, las fotos promocionales, los videoclips, la escenografía de los tours,
recayó en el fotógrafo holandés Anton Corbijn, una figura fundamental asociada a la
banda. También desde ‘Violator‘ Depeche Mode gana en organicidad en su sonido. Se
transmite el poder de lo orgánico, por ejemplo a través de las guitarras, o de la batería
que introduce Alan Wilder tocando en directo en el Devotional Tour (con “Never Let
Me Down Again” o con el videoclip de “I Feel You”).
Si ‘Violator’ puede decirse que es una obra maestra tiene algo que ver que de las
9 canciones que componen el disco, 4 fueron sencillos (“Personal Jesus”, “Enjoy the Silence”, “World in my Eyes” y “Policy of Truth”) y las 5 canciones restantes
mantienen el nivel alto y acolchan el concepto del disco, las dos medios tiempos “Blue
Dress” y “The Sweetest Perfection”, lo introspectivo y calmo de “Waiting for the
Night” y el colofón ideal que es “Clean”. Su sonido fue ejemplo para muchísimas
bandas posteriores (Metronomy, M83, Hot Chip, The Postal Service, MGMT,
Radiohead, Ladytron, The Killers, Muse, Chvrches, entre otras).
ESPAÑA Y LAS GIRAS
La relación de Depeche Mode con España siempre fue cercana, el grupo ya
había visitado la capital con la gira de ‘Speak and Spell’ (1981) tocando en el mítico
Rockola o en 1984 con un concierto en la Escuela de Caminos en la gira del
‘Construction Time Again’, dentro de sus primeras visitas. El videoclip de “Personal
Jesus” se grabó en Almería, en el desierto de Tabernas, localización donde se grabaron muchas películas de ‘spaghetti western’. La relación con Madrid prosiguió en ‘Songs of
Faith and Devotion’. La banda alquiló un chalet en La
Moraleja donde montaron un estudio móvil y grabaron parte del disco: se dice que el
góspel de “Condemnation” fue grabado íntegramente allí. Y el libreto del disco
atestigua su estancia en Madrid, con fotos del estudio montado en el chalet y
de los miembros de la banda en la Plaza Mayor.
World Violation Tour fue el nombre que recibió la gira de ‘Violator‘. La gira
anterior, “Tour for the Masses”, fue en la que se basó el primer disco en directo de la
banda, “101”. Y entonces la banda ya se introdujo en el ‘mainstream’, con un estilo
‘crossover’, una mezcla de estilos. Así Depeche Mode pasan a hacer desde entonces
música para las masas, y una música que traspasa fronteras, que fusiona tecnopop con
rock.
La banda desde entonces pasó a llenar Palacios de Deportes y estadios.
Ampliando públicos y traspasando fronteras a lo largo y ancho del mundo. Creando
devoción entre sus fans. Por ello, tras la publicación de ‘Songs of Faith and Devotion‘ se denominó Devotees a la legión de fans de Depeche Mode. Curiosamente aquel disco
se publicó el 22 de marzo de 1993. Depeche Mode eligieron marzo y el inicio de la
primavera para el lanzamiento de dos de sus discos más laureados. ‘Violator‘ presidido
por esa rosa roja que traía pasión e himnos musicales que siguen siendo actuales.
EMOCIONES A FLOR DE PIEL
Con Depeche Mode suele haber devoción u odio. Fue mi banda de adolescencia.
De esas de las que te vuelves fan y coleccionista. Compré discos piratas, maxis en
vinilos, cd singles. Tenía cds, cassettes, vinilos. Recuerdo la primera vez que les
descubrí, viendo el videoclip de “Behind the Wheel”: el encanto del blanco y negro, de
la mujer con falda de cuero negro con pañuelo y gafas de sol, la Piaggio, y un Gahan
seductor con su rapado con tupé a lo rocker y sus gafas de sol. También recuerdo la
primera vez que caí rendido escuchando por primera vez un disco suyo, fue su directo
‘101’. Son momentos especiales que quedan grabados, como la primera vez que les vi
en concierto con 15 años, en el Palacio de Deportes con la gira de ‘Violator‘: me
emocionaron porque tocaron sus clásicos, esas canciones que ya formaban parte de mi
vida. Y porque bailé y salté sin cesar. La música es eso: canciones que te atrapan, canciones vinculadas a épocas, a momentos vitales especiales. Reconozco que su mejor directo para mi, de las 5 veces
que les he visto, fue el 15 de julio de 1993 en la Plaza de Toros de Las Ventas, en el
Devotional Tour. Porque habían llegado a su apogeo en directo. Luego vinieron otros
discos. Y me volví más crítico con ellos. Siempre han tenido grandes producciones,
pero a partir de los 2000 sus canciones son correctas pero desgraciadamente no han
pasado a la historia más allá de los que somos fans. En mi opinión su último gran disco
es ‘Ultra’ (1997), aunque reconozco que me gustó mucho ‘Playing the Angel’ (2005).
Pero ‘Violator’ (1990) es su obra cumbre, y uno de mis discos favoritos de la historia de
la música popular. Por algo será.
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