No sería nada descabellado pensar que, en estos últimos seis años, la idea de la separación le ha venido alguna vez a la cabeza a los miembros de Vampire Weekend. Ya no solo porque Rostam, uno de los principales compositores de la banda, decidiera irse en 2016, también porque no tiene que ser fácil ponerse a componer tras editar una obra clave del pop contemporáneo. Afortunadamente, no ha sido así, y tras una especie de reset, que nos ha traído trabajos en solitario de algunos de sus miembros, por fin podemos escuchar el cuarto trabajo la banda neoyorquina. Además del más largo, y el que, por desgracia, tiene la portada más fea.

Father of the Bride” no va a competir por ser el mejor álbum de Vampire Weekend, pero tampoco hace falta. Estamos ante un renacimiento, y lo que parece ser una nueva etapa en la banda. Ezra Koenig se ha quedado como compositor principal, y con el apoyo de algunos amigos –y del propio Rostam, que aparece en algunas canciones-, ha sacado adelante un trabajo de 18 canciones. Quizá sobren algunas, ya que es casi imposible que un disco con tantos temas sea redondo, pero no es el pequeño desastre que algunos nos esperábamos tras saber que iban a entregar un disco doble de casi una hora.

Koenig se ha mudado de Nueva York a Los Angeles y ha tenido un niño con su novia, que no es otra que Rashida Jones, actriz, productora, cantante, e hija de Quincy Jones (muchos entienden ahora la broma del título). Así que, parte del álbum, refleja ese cambio en su vida. Un cambio que se puede apreciar en temas más personales como ‘Rich Man’, ‘My Mistake’ o ‘Spring Snow’. Pero no todo va por ese camino, y las colaboraciones juegan una parte importante en este trabajo. Sobre todo la de Danielle Haim, que pone su voz a tres de las mejores canciones del disco. Empezando por la inicial ‘Hold You Now’, donde también juega papel importante el sampler de Hans Zimmer, siguiendo por algo juguetona ‘Married in a Gold Rush’, y terminando con ‘We Belong Together’, uno de los cortes que más recuerdan a los primeros Vampire Weekend. Pero también tenemos a Steve Lacy, de The Internet, que pone su granito de arena en ‘Sunflower’ y ‘Flower Moon’, dos de las canciones que más descolocan del álbum.

Tampoco estamos ante el disco más coherente de la banda, y la verdad es que los temas casi funcionan mejor sueltos que en conjunto. Pero al menos funcionan. Y más cuando se van hacia el hit claro y evidente. Es el caso de ‘Harmony Hall’, una de esas canciones marca de la casa, que te contagia con su piano, el cual parece salido del “Scremadelica” de Primal Scream. Pero también lo es de su particular homenaje a Van Morrison en ‘This Life’, o esa pequeña locura llamada ‘Sympathy’, en la que fusionan flamenco con unos beats electrónicos de lo más graves. Luego tenemos ‘Bambina’, que se queda un poco a medias, ya que la podrían haber desarrollado un poco más. Y ojo, porque los que gustan de su lado más reposado, disfrutarán de lo lindo con cortes como ‘Big Blue’, ‘How Long?’ o ‘Stranger’, que son deliciosas.

Father of the Bridge” no es el trabajo que esperaban muchos de sus seguidores, pero, en el fondo, es una evolución en el sonido de la banda. Y eso siempre es de agradecer.