Muchos de los viajes más memorables tienen a Las Vegas como destino final donde soltarse el pelo definitivamente. En el caso de The drums of twilight, Las Vegas fue la primera etapa, el punto de ignición para un ambicioso proyecto musical.
Joan Feliu y Pascale Saravelli, multiinstrumentista y vocalista respectivamente en Vacabou, se encontraban en un bus turístico de la capital del vicio por excelencia, cuando repararon en el soniquete del conductor-guía que con resignación y cierto romanticismo iba dando cuenta de los diferentes casinos y hoteles del recorrido. Había algo en esa voz que podría dar de sí fuera de su contexto, por lo que procedieron a sacar la grabadora y hacer una field recording turística.
Siete años después, el dúo mallorquín nos presenta los resultados en su nuevo disco. El conductor se convierte en una suerte de narrador repetitivo a través del disco, llegando en momentos a evocar el tipo de emociones que convirtieron en leyenda musical al vagabundo del Jesus blood never failed me yet de Gavin Bryars. La cosa culmina con éxito en The unlikely song, donde el corta-pega y una hábil combinación de ritmos y acordes convierten al anónimo protagonista en inesperado cantante-rapero.
Que nadie piense, no obstante, que Vacabou han renunciado al formato canción en medio de tanto experimento conceptual. Dispersos a lo largo de los 20 cortes del disco encontramos varias canciones que hacen justicia al adjetivo “poliédrico” con el que se describe al grupo en la nota de prensa (mucho mejor que esa definición de la Wikipedia que les sitúa como “banda de trip hop”).
Predominan los sonidos áridos y acústicos, como si hubieran sido contagiados por el espíritu del desierto que se esconde tras los neones de Las Vegas, aunque también nos encontramos con alguna perfecta canción popera como Dear Jackalope o Denver-Denver (donde Pascale llega a sonar muy cercana a Aimee Mann).
Las colaboraciones merecen párrafo aparte: Joan Miquel Oliver (Antònia Font) se lanza a cantar en francés en la bonita Washington ways, mientras que siempre es un placer reencontrarse con el ex-Sexy Sadie Jaime García Soriano, en esta ocasión poniendo un aire misterioso en The final happiness, otro de los cortes más interesantes del disco. Cierra el círculo el hombre de la “generación Nocilla”, Agustín Fernández Mallo, que se encarga de recitar personalmente uno de sus textos en Fósil de mechero.
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