A comienzos del 2017, Libros del Asteroide nos proponía descubrir al escritor bonaerense Pedro Mairal con La uruguaya, breve pero contundente —y muy exitosa, nos alegramos— crónica de un hundimiento emocional a través de una cita extraconyugal en Montevideo que tenía tanto de andanada y confesión tragicómica del enésimo y patético «Peter Pan literario» como de mirada apesadumbrada a una muy reconocible crisis existencial y matrimonial. Ahora, la editorial barcelonesa nos ofrece Una noche con Sabrina Love, la novela con la que debutó, saltó a la fama —adaptación cinematográfica incluida—, obtuvo el Premio Clarín de Novela en 1998, y lo situó entre los autores argentinos más destacados de los últimos años. Otra cita, otro viaje físico y emocional resuelto con una sorprendente economía de palabras y una certera mirada a las pulsiones, confusiones, anhelos y miedos humanos —mejor dicho, masculinos—.

Novela de iniciación sin ínfulas de grandilocuencia, Una noche con Sabrina Love nos narra el periplo del todavía adolescente Daniel Montero, joven de diecisiete años «varado» —en casi todos los sentidos imaginables, incluido el literal, con esas inundaciones que «asolan» el inicio del libro— en Curuguazú, pueblo cercano al río Uruguay, en la provincia de Entre Ríos, al ganar un concurso televisivo de lo más especial —y sórdido—: pasar una noche en Buenos Aires con la estrella y titular de El Show de Sabrina Love, la porno star más conocida del momento.

La envergadura de la empresa es más que notable. Daniel es pobre de solemnidad, y no parece de recibo pedir dinero prestado a su familia para resolver semejante «necesidad». Nunca ha salido antes del pueblo. Ni tampoco ha estado con ninguna mujer. Pero, huelga decir, nuestro protagonista se embarcará en esa travesía con una mezcla de juvenil y atolondrado empeño, irreprimible y obtusa ansia carnal y, lo que resulta más estimulante para el lector, una fantasiosa y extrañamente embriagadora —dado lo lóbrego del objetivo final— turbación entre la plúmbea realidad y la lujuriosa ilusión creada por la «gran pantalla» —estamos en era pre Internet—.

Como ya ocurriera con La uruguaya, en Una noche con Sabrina Love Pedro Mairal vuelve a revelarse como un narrador formidable, muy dinámico, en apariencia ligero sin dejar de ser inquisitivo o punzante. A través de las vivencias y ensoñaciones de Daniel, el autor nos habla tanto de la experiencia del viaje como del choque del muchacho con la gran ciudad, logrando presentar convincentemente tanto la sensación de indefensión, incluso amenaza que acecha al inexperto protagonista, como la de la libertad recién descubierta. El contacto con otros seres humanos y sus vicisitudes haciendo dedo. Adentrarse en el ritmo acelerado de la urbe. Descubrir otras formas de vida. Perder el control en una fiesta. Conocer a alguien interesado en ti. Decidir entre la soñada quimera convertida ya en certeza con fecha de caducidad o la posibilidad, quién sabe si utópica o probable, surgida de esos días vividos en plenitud. Buenos Aires como «la caja de Pandora» donde fragilidad y oportunidad son dos caras de la misma moneda.  

Resuelta en apenas ciento cincuenta páginas, Una noche con Sabrina Love es singularmente adictiva en su combinación de literatura de viaje y aprendizaje. Enganchados al cebo que el autor ha puesto ya de inicio al lector, ese lúbrico encuentro por resolver, Mairal va «ensanchando», cual sabio director de cine enfrascado en una inusual road movie, el enfoque de su obra, logrando que la aventura de Daniel se convierta en algo mucho más universal y bastante menos morboso que su «curioso» planteamiento. Si, además, le añadimos el magnífico y jocoso prólogo, otro relato de iniciación a costa del propio escritor, la conclusión es que estamos ante una lectura muy disfrutable y más que recomendable.