El fútbol apenas ha aparecido en esta sección. Tiene demasiados motivos en su contra. Demasiada mentira y corrupción. Demasiada esquizofrenia y estupidez —otro día hablamos del periodismo deportivo—. Demasiada hipertrofia capitalista, ad infinitum. Pero no siempre ha sido así. Eso es lo que viene a demostrar este Una historia popular del fútbol del autor y periodista francés Mickaël Correia, que publica el ojo clínico de Hoja de Lata. Un ensayo apasionante y relevante sobre el lado sociocultural del omnipresente deporte rey, que demuestra que otro balompié es posible… y más que necesario.

Nacido en 1983 en Tourcoing, en la frontera francesa con Bélgica, Mickaël Correia lleva diez años integrando la redacción del periódico mensual alternativo CQFD, y es un colaborador habitual de publicaciones como La Revue Du Crieur, Le Monde diplomatique o la Revue Dessinée. Además, es uno de los cofundadores de la revista de crítica social Jef Klak. Y es que estamos ante un especialista en reportajes acerca de movimientos sociales y cultura popular, las temáticas tras Una historia popular del fútbol, un ensayo concienzudo y vibrante, sostenido mediante el compendio de relatos históricos que nos muestran la evolución del juego y, sobre todo, sirven de ejemplos palmarios a su tesis: que el fútbol es más que un mero entretenimiento o, en la actualidad, un obsceno negocio —para unos pocos—. Es un potentísimo vehículo para entender nuestra historia.  

El viaje a través del esférico al que nos invita Correia posee tanto una innegable voluntad global como didáctica, apostando por una refrescante diversidad geográfica en las «paradas» escogidas, y remontándose hasta tiempos pretéritos, mucho antes de lo que uno se hubiera imaginado. Así, Una historia popular del fútbol arranca en el llamado folkfootball, práctica bastante bruta —nivel defensa Atlético de Madrid en los noventa, imaginad— y caótica, que nos lleva a la Inglaterra del siglo XVII —aunque hay versiones del «protojuego» todavía más antediluvianas— y nos sitúa en pleno meollo y paradoja del conflicto. Y es que el balompié nació como herramienta de las élites para controlar y distraer a las masas en plena Revolución Industrial… pero su imposición provocó también su exponencial popularización y, con ella, a la burguesía se le fue de las manos. Pseudo-religión —paradigmático el caso de Maradona— laica, borreguil y anestesiante, a la vez que escenario para el activismo y la protesta La clase obrera abrazó el fútbol como elemento identitario. 

Las Dick, Kerr Ladies, cuando el mejor equipo del mundo era femenino.

A partir de ahí, Correia expone con generosidad y pasión esa constante y tensa contradicción entre un deporte cada vez más global y exitoso y su relación con el poder, ahora instrumento de «pacificación social» —eufemismos burgueses de atontamiento y dominación—, inmediatamente convertido en foco de furibunda oposición. Territorio consagrado a la masculinidad más testosterónica y cerril, sin embargo medio de emancipación femenina durante Primera Guerra Mundial. Elemento propagandístico del fascismo, no obstante heroico campo de batalla contra las dictaduras. Útil mecanismo colonizador, a la vez que potente arma política para organizar y liderar la lucha por la independencia. En definitiva, el fútbol, como parte de la vida, también es política.

En ese sentido, hay más episodios emocionantes en Una historia popular del fútbol que momentos de magia proporcionados por Leo Messi en la cancha. Caso del relato del «partido de la muerte» y el FC Start —formado por ex jugadores del Dinamo de Kiev, purgado en los años de la ocupación nazi—, capaz de humillar al equipo de oficiales alemanes pese a las amenazas de la Gestapo. ¿Os suena Evasión o victoria? Pues la historia verdadera, mucho más cruda —el final, pese a lo esperable, sobrecoge— y memorable… sin Stallone pero con Oleksiy Klymenco. El extraordinario capítulo de la «Democracia Corinthiana», o como la innovadora autogestión de Corinthians convirtió un club a la deriva en uno de los focos de oposición contra la dictadura brasileña, con el liderazgo del genial Sócrates a la cabeza. Auténticas pioneras feministas como Florence Dixie, Nellie Gilbert o las Dick, Kerr Ladies —estupendo y revelador capítulo el apartado de las «Munitionettes», cuando los Abascales y Casados eran absoluta mayoría—. Pelé y el inimitable Garrincha como adalides de la identidad afrobrasileña, confrontando el nacimiento del jogo bonito al racismo. Argelia, Sudáfrica, o la resistencia Palestina, también vestidas de corto… Partidos, competiciones, jugadores que nos hablan de cambios sociales, políticos, culturales. Mucho más que fútbol.   

El Corinthians llamando al voto con su indumentaria

Pero aún quedan infinidad de goles por cantar, porque podríamos decir que Una historia popular del fútbol alberga una segunda parte, los dos últimos capítulos, en los que desplaza el énfasis a las gradas. Resulta una transición impecable, en la que Mickaël Correia entronca el nacimiento del fenómeno ultra primero a las luchas político-sociales, y luego como foco de resistencia frente al actual estado de un antes-deporte-cada-vez-más-espectáculo en el que multinacionales rapaces y élites político-económicas execrables operan a su antojo —esos palcos…—. De ese modo, el escritor francés traza una línea que va de una working class inglesa que entra en barrena al Mayo del 68. De la creciente violencia hooligan —aunque las cifras, incluso las tragedias, siempre pueden manipularse y servir al represor— a la vinculación de los primeros ultras italianos con el «Movimiento Autónomo» obrero. Del jocoso desafío de los radicales del Besiktas a Erdoğan, al papel de los aficionados más beligerantes en la plaza Tahrir durante la Primavera Árabe. Y, finalmente, de cómo los verdaderos seguidores unirán sus fuerzas para rescatar —habitualmente tras el destrozo de una acaudalada directiva con muchos másters en economía o grandilocuentes títulos nobiliarios— o crear clubes, dando lugar al cooperativismo futbolístico, con el St. Pauli como el ejemplo más izquierdosamente conocido. Los verdaderos més que un club, que no se venden a los petrodólares qataríes…

Todavía falta la última jugada descollante, el indeleble requiebro final, que tiene bastante de romántico. Y es que, frente a los cegadores eslóganes de la «Liga de las estrellas» o el dinero a espuertas de los derechos televisivos de la Premier League, o el culto idiota a futbolistas que son su propia marca y empresa evasora de impuestos, en el capítulo encargado de cerrar el libro Correia nos habla de favelas, townships y banlieus, devolviendo el balompié a las calles y a quienes pertenece, aficionados y/o jugadores. Un fútbol ajeno, cuando no opuesto, al institucional, que practican millones de personas y que, pese a las posibles contradicciones con las que se topa y se topará por el camino —al organizarse hay sponsors, mercadotecnias e intereses institucionales— demuestra que todavía hay esperanza: quizás sea David contra un  Goliat imbatible, pero el juego continúa bien vivo. Una historia popular del fútbol es una enciclopedia entretenidísima, un ensayo definitivo que, sin embargo, queda necesariamente abierto, y un relato repleto de relatos, que invita y propone ulteriores lecturas. Balón de Oro 2019 para Hoja de Lata y Mickaël Correia, sin discusión.