La editorial barcelonesa Libros del Asteroide nos descubrió a Seicho Matsumoto, un magnífico autor de novela policiaca allende los mares, en dirección hacia Oriente. La acción pasa en Japón. Todavía resuenan los descubrimientos de Expreso de Tokio, 2014, (Ten tosen, 1958) y La chica de Kyushu, 2017 (Kiri no hata, 1961). En la obra que nos ocupa, Un lugar desconocido, (Kikanakatta Basho, 1975) la sociedad japonesa, de nuevo, es puesta en cuestión. Las reglas y las apariencias lo son todo en la vida de un funcionario público de rango medio de 42 años, casado en segundas nupcias, hasta que un elemento no previsto provoca una espiral de cambios en la vida de Tsuneo Asai.

La ficción criminal que plantea Seicho Matsumoto (1909–1992) es sólida, pero deliberadamente lenta en su accionar, situada en distintas ciudades japonesas de los años 70. El hilo narrativo se centra en distintos escenarios y contextos de la sociedad japonesa. El autor se entretiene en el examen de las conductas sociales y los pequeños detalles de la vida cotidiana. 

Asai cree que su vida es respetable, rutinaria y entregada al trabajo y leal a sus superiores, al tiempo, que su matrimonio es firme, pero carente de vida sexual, hasta que muere su esposa, que padecía una afección cardíaca. El cuerpo de Eiko yace en una tienda de cosméticos, rodeada de hoteles de citas, en un distrito de la buena sociedad de Tokio, lo que supone un suceso incomprensible para el marido, que está de viaje por trabajo. Pasadas unas semanas, Asai decide investigar. La caída al vacío comienza al ralentí a la hora de hacer preguntas. La búsqueda de la verdad se modifica a medida que descubre las actividades encubiertas de su esposa. 

La repetición de situaciones y detalles ralentizan la acción. El lector se aviva cuando es conducido a través de un proceso de conspiración, intriga y descubrimiento, habitual del género criminal. Las pesquisas de Asai son infructuosas; sin embargo, encuentra a un sospechoso y lo confronta. 

El autor coloca a Asai en un rincón. De pronto, descubre su posición de vulnerabilidad que percibe como una amenaza. Poco a poco, el personaje se va derrumbando, la pérdida de autocontrol se hace más y más evidente, pero aun así queda lejos de ser un hombre amoral. 

Asai ya no parece el hombre estable y confiable que siempre ha sido. Todo ello afecta a lo que más valora: su trabajo. Su honorabilidad está en juego. A medida que la mirada descriptiva y el recuento de los hechos dejan paso a la energía de los acontecimientos la narrativa se vigoriza y agiliza por medio de situaciones y giros imprevistos, además se agrega profundidad en las caracterizaciones. Conforme las subtramas se van desvelando, la novela adquiere un tono y estilo diferentes. De hecho, durante parte de la narración siquiera se hace evidente si ha habido un crimen. La investigación de Asai busca la expiación; ya no es tan importante saber el porqué Eiko acabó en aquel lugar. En ese punto, y como fruto de sus indagaciones, el personaje abandona la figura del marido afligido, pues logra conocer mejor a su mujer, dando paso a un hombre comprensivo que desea honrar a su difunta esposa.