Si no recuerdo mal, allá por el 2011, servidor inauguraba su recorrido por el Primavera Club de aquél año con este quinteto británico, que en esas fechas aún no tenía en la calle el que sería su disco de debut, Isle of Dogs, que vería la luz un año después. Entonces, la impresión fue la de un grupo divertido y sin pretensiones, indiepop saltarín y juguetón, entre Los Campesinos, Hefner y Spearmint, con algún momento de mayor enjundia, sobre todo cuando su teclista Laura Kovic y su dulce voz, perfecta para el twee pop, asumía el mando. Sensaciones positivas, pero sin dejar la huella suficiente para que perdurasen en mi memoria mucho tiempo.

En cambio, ahora regresan con Mysteries, publicado en el casi infalible sello Fortuna Pop! y lo hacen transformando su indiepop bailable en algo más reposado y sofisticado gracias a una instrumentación preciosa —han contado con la ayuda de Terry Edwards de Tindersticks y Paul Rains de Allo Darlin’, que se ha convertido en su nueva guitarrista—, dejando algunos temas que, ahora sí, están destinados a permanecer en la memoria de todo buen amante del indiepop.

El primer ejemplo es Junior Champion, encargado de abrir el disco con una pieza de jangle-pop precioso y preciosista de altura. Guitarra y flauta tejen una mullida melodía sobre la cual la guitarra lanza sus contenidos chispazos y el cantante Duncan Barrett, desgrana su romántica-guión-hipster historia, que incluye referencias al ajedrecista Bobby Fisher y caballeros dispuestos a conquistar a la princesa del cuento. Los momentos en los que las voces chico-chica se intercalan o el parón a los 2 minutos, tras el que aparece el saxo coronan la canción como el primer temazo de Mysteries.

Más reposada, casi flotante con ese teclado que parece sumergido en las profundidades del océano, aparece Laura & Cesar —parece que inspirada en Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño—. Es un tema más lineal, en cierto modo previsible, pero con Laura Kovic asumiendo el mando vocal es imposible no caer rendido a sus pies. En cambio, King of Vic da un vuelco radical al arranque del disco. Más oscura y melodramática, se basa en un ritmo insidioso y, desgraciadamente, algo repetitivo sobre el que florecen las voces —el contraste entre Laura y Duncan es uno de los puntos fuertes— y se van añadiendo los instrumentos. No acaba de llegar adonde promete.

Más redonda es Globe Town, donde el ritmo no engulle a los vocalistas, y en el que Paul Rains se luce a la guitarra. Atentos también al hermoso colchón de la sección cuerda en un segundo plano. A continuación es el turno de Call Me If You Need Me, una de las más flojitas del disco, donde el fraseo, casi spoken word, de Barrett y un ritmo algo monótono nos devuelve a los Tigercats de Isle of Dogs. Al menos el efervescente final si logra alzar el vuelo.

Abrimos la segunda mitad de Mysteries con Wheezer, que se inicia entre teclados y punteos de guitarra para ir creciendo y creciendo, acabando en una épica, enorme fanfarria sónica. De la sensación de euforia pasamos a la de ansiedad/depresión con I’m Too Sad to Tell You, una de las piezas más directas y más rockeras —estilo Tigercats, se entiende— del álbum. Incluso el uso, de nuevo, del spoken word, en el fragmento final del tema encaja a la perfección.

Y llegamos a la joya de la corona, Sleeping in the Backseat, una auténtica maravilla y también la prueba irrefutable que demuestra lo que sucede cuando Laura Kovic lleva el peso vocal del tema. Magia. Melodía eterna apuntalada en el teclado juguetón, estribillo monumental, momento derriteglaciares —sí, me acabo de inventar una palabra— cuando los focos se detienen casi exclusivamente en Kovic —minuto 4—, y cierre apoteósico con el saxo de Edwards. Una de las mejores canciones de lo que llevamos de año.

Tras el clímax del disco, So Haunted se beneficia de un original tratamiento de la guitarra, que se asemeja un percutor y ofrece un excelente contrapunto con la armoniosa instrumentación, anticipando además el ruidoso pasaje final. Y tras el instante de furia, la calma tristona y reflexiva, de Wendy & Lisa. Contenida y melancólica, contribuye a redondear el buen sabor de boca general del disco. Mysteries es una más que notable colección de canciones, mimadas y elaboradas, con un par de dianas que todo degustador de este noble arte llamado indiepop no debería perderse. Bien por Tigercats.