7.9Score
Final Verdict
Graham Coxon y Rose Elinor Dougall entregan un primer álbum de The WAEVE en el que muestran una química y un talento envidiable para llevar muy arriba unas canciones que, en un principio, no son fáciles. Logrando así, crear una atmósfera sonora que hace que el disco crezca con cada escucha.
El confinamiento fue una verdadera mierda para la gran mayoría de los habitantes del planeta, pero algunos supieron sacarle bastante provecho. Es el caso de Graham Coxon (Blur) y Rose Elinor Dougall (The Pipepettes). Esta pareja no se conocía antes de la pandemia, pero un buen día, tras el primero de los encierros, y en unos de esos respiros que nos dio la COVID, coincidieron en una actuación benéfica de Coxon. Eso fue en diciembre de 2020, y desde entonces, no solo han creado este proyecto llamado The WAEVE, también se han enamorado, e incluso han tenido una niña juntos. Así que se podría decir que no han perdido el tiempo.
Lo mejor del álbum de debut de The WAEVE es que te sorprende bastante por el rumbo musical que han tomado. Supuestamente, estamos ante un trabajo que se deja llevar por las raíces del folk inglés. De hecho, el nombre del grupo está inspirado en la forma en la que sus viejos paisanos llamaban al mar – ‘SAE’ en lugar de ‘SEA’-. Además, buena parte de sus letras hablan del agua, el campo, y viejas casas a decenas de kilómetros de la gran ciudad. Así que esa inspiración folk no solo es musical. Pero lo cierto es que van mucho más allá en cuanto a sus influencias se refiere, y citan a artistas como Talk Talk, Young Marble Giants, Broadcast, o Karen Dalton.
Para crear este sonido han dejado las guitarras de lado y se han centrado en el saxofón, en un viejo sintetizador modular, y en el piano. Además de llenar de cuerdas muchas de sus canciones, o de utilizar un laúd medieval. Y gracias a esto han logrado darle una atmosfera a todo el álbum. En parte, también, porque sus voces se mueven prácticamente en el mismo tono durante todo el disco. Así que, aunque toquen diferentes palos, han dado con un nexo común. Y gracias a esto, son capaces de empezar el disco con una canción como “Can I Call You”, la cual, tras una calma folkie, se convierte en todo torbellino coronado por un ritmo motorik. Para de ahí, pasar al post-punk casi sintético, y muy pop, que aparece en “Kill Me Again”, o al synth-pop épico y de tintes oscuros de “Sleepwalking”
Sí es cierto que es un trabajo bastante reposado que solo se sale de la calma en contadas ocasiones. Siendo la más evidente “Someone Up There”, en la que casi se van al punk. Pero esa calma está muy bien envuelta, e incluso hay momentos en los que se llena de una épica casi cinematográfica. Ahí está esa “Drowning” llena de cuerdas que, hasta su parte final, en la que se vuelve más cruda, podría ser una canción de una película de James Bond -¿Hay algo más british que el agente 007?-. Y lo mismo podríamos decir de la espectacular “Alone And Free”, que incluso derrocha más épica todavía. Pero ojo, que tienen influencias muy variadas, y ningún problema en acabar del disco con una canción como “You’re All I Want To Know”, en la que, evidentemente, se fijan en el soul más clásico. Y se les da bastante bien.
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