8.4
Score

Final Verdict

The Tubs debutan con un álbum que contiene nueve temas que podrían ser nueve singles. Su indie-rock de raíces ochenteras funciona a la perfección y rebosa frescura. Además, tienen un toque pop que hace que sus canciones se queden a la primera. De lo mejor de lo que llevamos de 2023.

Hace unos meses, cuando os presentamos a The Tubs, no esperábamos que se convertirán en una de las grandes alegrías musicales de este 2023. Pero lo cierto es que este grupo británico liderado por Owen ‘O’ Williams y George ‘GN’ Nicholls, de los extintos Joanna Gruesome, nos ha dejado uno de los primeros grandes discos de este año. Además, no han necesitado irse por las ramas o sonar innovadores, lo han hecho a la vieja usanza: creando grandes canciones de pop y rock. Algo que, incluso, tiene mucho más mérito. Y más en estos días, que sigue habiendo gente empeñada en matar la música hecha con guitarras.

Dead Meat’ es un álbum en el que The Tubs van directos al gran. En tan solo 26 minutos cogen todas sus influencias, las meten en una batidora, y se hacen con nueve canciones redondas. ¿Cuáles son esas influencias? Os preguntareis muchos. Pues lo cierto es que son un tanto variopintas, pero ellos mismos hablan de The Jam, el folk británico de los setenta, el post-punk, o el rock de las antípodas. Y ahí especifican que beben, tanto del pasado, como del presente. Quizá, por eso, sus canciones suenan frescas y no da la sensación de estar escuchando algo trillado.

The Tubs van a toda leche desde el primer tema. Su “Illusion pt. II”, que es algo así como la continuación de la canción que abría su EP de debut, se mete de lleno en el indie-rock norteamericano de los ochenta que llenaba las emisoras de radio universitarias. Y lo hace con un ritmo endiablado y con una de esas conjunciones de guitarras acústicas y eléctricas que te transportan a los primeros R.E.M., o a los The Feelies más pop. Una línea que también siguen en “Two Person Love”, o en el escueto tema titular. Además de en esa maravilla más pop llamada “I Don’t Know How It Works” en la que podemos escuchar la voz de Alanna McArdle, la que fuera su compañera en Joanna Gruesome.

Resulta increíble que sean británicos, porque estamos ante un disco con un sonido de lo más americano. Y es que, cuando se salen del indie-rock ochentero, también se dejan llevar por influencias del otro lado del charco. Ahí está la estupenda “Sniveller”, que juega con una guitarra que es puro Television, para irse al noise-rock en el puente, y endulzar su estribillo con un toque de lo más pop. O “That’s Fine”, en la que se aceleran hasta llegar al punk y acercarse a los Hüsker Dü más pop. Un sonido que también protagoniza “Round The Bend”, que casi podría aparecer en un disco de Sugar. Pero bueno, para demostrar que también pueden sonar algo british, cierran el disco con “Wretched Lie”, una canción con un bajo de lo más post-punk y una guitarra que es puro The Smiths. Eso sí, siguen yendo a toda leche.