Queríamos hacer un disco que fuera crudo, desnudo y honesto”. Es la manera en la que Thomas Calder resume los objetivos que su banda The Trouble With Templeton se puso con su segundo larga duración, después de haber llamado la atención más allá de su Brisbane natal con el lanzamiento internacional de su notable debut Rookie (2014) a través del exquisito catálogo de Bella Union.

Sólo basta escuchar el tema de apertura, Sailor, para comprobar que no erraron el tiro. La canción se deleita en la hipersensibilidad de la voz de Calder y en unos evocadores guitarreos solitarios -todo ello muy cercano a los momentos de magia conjurados por Jeff Buckley en Grace hace ya demasiados años– antes de estallar con toda su emocionante angustia en un estribillo donde la profundidad sonora de la banda hace acto de presencia dejando el espacio justo entre las notas para que todo resuene como es debido.

Es uno de los puntos álgidos del disco y un logro conjunto que se va repitiendo de manera esporádica en otros momentos de la grabación (a mayor desnudez, mayor magnetismo, como en Double life, un ejemplo de que Coldplay podría haber emprendido caminos buenos tras su debut), convirtiéndose en una seña definitoria de este Someday, Buddy y en la mayor prueba de madurez de la banda tras un par de años de amasar experiencia en los escenarios durante la extensa gira de Rookie.

El primer single Bad Mistake o la casi glam Complex lips dan la otra cara de la moneda, como ejercicios más ligeros de rock alternativo, quizás menos interesantes, pero que facilitan que la banda atraiga a un espectro amplio de seguidores que pueden verse identificados con el sonido de Pavement y/o con el de Weezer.