Cuentan que el álbum Lluvia y Truenos se forjó a base de mensajes de ida y vuelta entre Ricardo Lezón de McEnroe –cuando montó aquel hotelito rural en Soria, La Casa Noroeste, al que nunca me dio tiempo a ir– y The New Raemon. En directo suenan pero que muy bien. El grado de acople es impecable, tanto en voces, como en letras, como en bandas –soberbio Marc Clos a sus infintios cachivaches–, como en desparpajo-timidez en el escenario. Ramón es buenísimo sobre las tablas y hace que Ricardo brille, no en lo que él ya brilla, que es mucho, sino en quizás esa parte de “vasco soso” que dice tener.
El pasado viernes 20 de octubre cerraron en el Ocho y Medio Club lo que ha sido un año de gira juntos y, lo más importante (a tener en cuenta por el brillo de los ojos en el abrazo en el que se fundieron), en una bonita fraternidad. El repertorio pasó por canciones de Lluvia y Truenos –muy especial el tema “Gracia”– para repasar, a partes iguales, con tres temas de sello The New Raemon en los que contaron en el escenario con el gran Charlie Bautista, y acabar con tres-cuatro temazos de esos de McEnroe –la siempre eterna “La Palma”–, de los de pedir silencio absoluto y aguantar la respiración.
Pena que el Primavera Club viniera apretando el horario –las Breeders tocaban una hora después en el mismo escenario, porque todos hubiéramos querido un poquito más.
Texto: Belén Purroy
Fotos: Adolfo Añiño
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