7.9
Score

Final Verdict

Con su álbum de debut como The Natvral, Kip Berman demuestra que es un gran compositor al que pocas cosas se le dan mal. La prueba es que sus canciones funcionan a la perfección tirando de sonidos más añejos y dejando totalmente de lado el noise-pop que practicaba con The Pains of Being Pure at Heart. Un primer trabajo en solitario notable.

Kip Berman es un gran creador de canciones. Lo demostró durante los años que duró la carrera de The Pains of Being Pure at Heart, y lo sigue demostrando ahora con The Natvral. Y es que, a pesar del cambio de rumbo que ha cogido en esta nueva carrera en solitario, las buenas composiciones siguen estando ahí. Algo que se puede apreciar con apenas una escucha de su álbum de debut. 

Tethers’ es un trabajo en el que Berman se ha dejado llevar por las influencias de Bob DylanLeonard Cohen o Tom Petty, y en el que ha apostado por un sonido clásico que nada tiene que ver con la distorsión pop de los Pains. Pero tampoco con ese primer Ep que publicó bajo el nombre de The Natvral. Sus primeras canciones eran más íntimas y tan solo contaban con su voz y su guitarra. Ahora viene acompañado de una banda al completo y eso se nota en estas canciones, que suenan vibrantes y de lo más vivas. 

Sí es cierto que a Berman se le notan bastante las influencias, pero da igual, porque ha conseguido una gran colección de canciones tirando de artistas que están más que trillados. Así, nada más empezar, nos encontramos con una espléndida “Why Don’t You Come Out Anymore?”, en la que vuelve a repasar esa madurez en la que está inmerso acercándose al Dylan más eléctrico. Algo que también ocurre en la estupenda “Sun Blisters”. O “Stay in the Country”, donde se deja llevar por el Tom Petty de finales de los ochenta -no hay que olvidar que el último trabajo de los Pains fue una revisión al completo del ‘Full Moon Fever’-, y consigue uno de los momentos más emocionantes del disco. Aunque lo mejor del álbum llega con “New Year’s Night”, en la que se va hacia un rock clásico que bien podría haber fabricado el Springsteen de los setenta. Toda una joya.

También hay que decir que los temas más intimistas y delicados de este trabajo son notables. Ahí está “New Moon”, que es una corte sin efectismos, en el que Berman rasga con suavidad su guitarra, y logra emocionar con muy poco. O “Sylvia, the Cup of Youth”, donde se mete de lleno en terrenos más country, y sale airoso de ello. Y para cerrar, nos deja los más de seis minutos de “Alone in London”, un corte que empieza tirando de esa faceta más íntima, pero que va subiendo y llenándose de épica a medida que van pasando los minutos. El cierre perfecto para un disco notable.