Dicen que los australianos van a su bola, que el hecho de estar alejados del resto del mundo les ha convertido en una sociedad que no mira más allá de Oceanía, y puede que sea cierto. Por lo menos en lo que a música se refiere. En los últimos años se han dedicado a recuperar el indie-pop que facturaban sus vecinos neozelandeses a principio de los ochenta, y han creado una escena realmente interesante. Los últimos en llegar son los jovencísimos The Goon Sax, un trío de Brisbane en el que ninguno de sus miembros pasa de los dieciocho años. Con esa edad tan tierna, citan entre sus influencias a grupos como Galaxie 500, Talking Heads o The Pastels, pero no pueden evitar sonar un poco a bandas coetáneas como Twerps o Dick Diver.

Up To Anything” es el típico álbum de debut de unos chavales que escribieron la mayor parte de sus canciones cuando todavía estaban en el instituto. Louis Foster –hijo de Robert Foster, una de las dos mitades de The Go-Betweens– demuestra que tiene talento para hablar de lo que realmente importa a la gente de su edad. Además, lo hace de una forma bastante irónica, que siempre está bien. Es el caso de ‘Telephone’ y ‘Boyfriend’, dos de las gemas del disco. En la primera se saca de la manga todo un hit a base de criticar la obsesión de la gente de su generación con los teléfonos móviles, y de cómo aumentan las inseguridades propias de esa edad. Sin embargo, en la segunda, prefiere hablar de lo mucho que desearía tener un novio para córtale el pelo y prepararle el desayuno. Un tema plagado de la mala leche, que te engancha a las primeras de cambio. Algo que también pasa con ‘Sometimes Accidentally’, ‘Susan’ y ‘Maggie’, los otros tres cortes más directos del disco.

Una de las cosas que más llama la atención del debut de The Goon Sax, es la madurez con la que fabrican sus canciones. Esa dejadez y chulería que tienen temas como ‘Target’, ‘Home Haircuts’ (deberían mirar su obsesión con los cortes de pelo), o ‘Making The Worst’, en las que casi parecen unos Pavement adolescentes, les hace realmente encantadores. Pero no se quedan ahí, ellos mismos nombran a Bob Dylan y Arthur Russell como principal influencia, y tanto en ‘Anyone Else’, como en ‘Icecream (On My Own)’, demuestran que, en esta faceta, también están muy acertados.

Juventud, ironía, frescura, buenos estribillos, melodías pegadizas… “Up To Anything” tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los discos de pop del año. Si no lo es ya.