El primero es que se trata de un disco de debut. Y perdónenme ustedes, pero pocos discos de debut han sido tan brillantes como éste. Normalmente las bandas indies cuentan con pocos recursos en su primer disco y, muchas veces (no todas), de poca experiencia en estudio. Esto provoca ciertas asperezas sonoras que quizás estemos acostumbrados a aceptar en el indie español, pero que no debería ser así. No ocurre en países musicalmente más desarrollados como EEUU o Reino Unido, donde existe una mayor cantidad de recursos destinados a la música popular. Así que es de aplaudir un disco tan bien tocado, tan bien cantado y tan bien compactado como el que estamos tratando hoy. Puede uno pensar que el haber sido grabado en los estudios de Paco Loco, que haya colaboraciones como la de Dayna Kurtz (cantautora americana de jazz, folk y pop), son los responsables de esta perfección técnica. Pero no. Tuve oportunidad de verlos en directo en la pasada edición del Monkey Week y aseguro con puño firme que son técnicamente ellos los que han dotado de esa perfección a su primer disco. En fin, que tenemos ante nosotros un disco hecho a la vieja usanza, cuando sólo los buenos músicos grababan discos.

En el apartado creativo o artístico posiblemente no se trate de un disco típicamente indie. No cumple algunas de las características típicas del indie español más purista. Ya he mencionado antes que se trata de una obra técnicamente exquisita, algo que no es muy frecuente en el indie a excepción de ciertos grupos que ya están más que consagrados y «montados en el dólar». Han firmado con el cada vez más valiente sello El Genio Equivocado, han aparecido en los conciertos de Radio 3, y se mueven en el círculo alternativo. Pero no sería sorprendente que The Birkins navegaran en los océanos de las grandes compañías. Además, sus letras alternan 2 idiomas: el inglés y el francés, así que no sólo luchan por ganarse el cariño del mercado español. Curiosamente esta alternancia de idiomas pasa desapercibida en el disco, ambas opciones acaban sonando igual de bien. Para romper más tabús estilísticos, la voz de Cristina se acerca más a la de una diva del soul que no a la de una chica con peinado de los años 50, gafas de pasta y un aire retro aprendido de las revistas del pasado porque es así como marcan los modernos. The Birkins se saltan a la torera los cánones de la moda musical para dar su propia versión de sí mismos. Y curiosamente acaban haciendo indie del bueno, como el que se hace al otro lado del Atlántico, y en muy pocas ocasiones, también aquí.

Hay que saber lo que se puede encontrar en The Birkins (el disco no tiene nombre). A mí me han venido algunos nombres a la cabeza, dependiendo de la canción: Serge Gainsbourg, The Jayhawks, Oasis (en pequeñas dosis), the Beatles, Golden Smog, Nick Cave,... Así que lo único que más allá de intentar acertar sus influencias (algunas son muy claras, otras pueden ser paranoias mías), se trata de un disco muy rico en texturas, con un alma muy profunda y clara que se funde con la del oyente para compartir emociones. Aconsejo escucharlo detenidamente con copa de vino en mano, o en un viaje a cualquier lugar, dejad que bailen vuestras almas y que los cuerpos no obstaculicen el placer generado. Así que relajaos, airead vuestra copa de vino y cerrad los ojos. El viaje acaba de empezar.

He hecho un pequeño repaso desde la número 1 hasta la última, y quiero destacar los siguientes apuntes, y remarco que son sólo apuntes:

El disco empieza con la gran «Chloé» (en francés), que recuerda a muchas joyas de la historia del rock como «Heroes» de David Bowie, a la guitarra de Harrison del «I’m only sleeping» de los Beatles, y tiene aires de los mejores Oasis en ese caos guitarrero que aparece en ciertos momentos de la canción. Potente aparición vocal de Cris que pone la piel de gallina y más si  se escucha el tema a mayor volumen. Seguimos con «Reflections (just dance)» que es un tema de rock puro, con un acertado aire indie que lo dota de una gran originalidad, sobre todo en el estribillo: una preciosa melodía a 2 voces que conduce a un puente maravilloso con todos los ingredientes del mejor pop de los años 50 y 60. «Ne t’inquieté pas» empieza con una gran reminiscencia instrumental Jayhawks o Golden Smog. Tiene todos los ingredientes del mejor rock americano sureño, pero cantado en francés. «Poptimist» gran final, merece ser destacado. El resto de la canción es como un homenaje glorioso a todos aquellos grupos de los 90 que tan buenos recuerdos han dejado en tanta gente. «De profundis clamavi» suena a Portishead. Es una canción maravillosa, con una envolvente y serpentina instrumentación. «Frapuccino Lovers» suena a Nick Cave a ratos, una canción carismática y fácil de tatuar en nuestras mentes.  «Initials BB» Es Serge Gainsbourg en plena modernidad.  «This is the right time» Es una canción muy fresca. Una adaptación sesentera al nuevo milenio.  «Brouillion #1» es una canción con alma tan francesa que te transporta a los lugares más bohemios de París. Y ¡qué bonito ver París a través de esta canción! «Who are they» es compleja, uno espera que los acordes tomen un camino pero se van por el otro. Algo desconcertante, y en esa confusión reside la gracia, que sin ella podría ser una más sin importancia. Incluye un solo que recuerda a Slash y todos aquellos virtuosos del heavy de los años 80. Acaba el disco con «Happy Requiem«, Smiths? The LAs?

Es el extracto de mi bloc de notas. Pero que no os influya, posiblemente a vosotros os suenen otros tantos grupos. Este primer disco de The Birkins no se trata de un compilatorio de épocas y canciones pasadas, es mi manía de buscar siempre algo a lo que referirme cuando escribo sobre música. Aún y así, veréis que en muchas de esas canciones cuesta encontrar la referencia, y eso siempre es positivo. Una mención especial a Andrew Vastagh, el ilustrador del disco, que redondea la obra con una portada que casa perfectamente con la música del interior.

Picasso aprendió a pintar de la manera más realista antes de inventar las preciosas deformaciones del cubismo. Los Beatles bordaron todos los estilos populares de su época antes de grabar y componer joyas como el «Revolver» o «Sgt Peppers…» (que podrían considerarse el inicio de la psicodelia en el pop rock). Y puedo citar muchos otros casos parecidos. En un país donde parece que las bandas deben debutar rompiendo esquemas es bueno dar el lugar que se merecen a bandas como The Birkins, porque en pocos futuros discos es bastante probable que creen su propio cubismo musical. Hasta entonces, que sigan siendo tan perfectos, que nosotros nos emocionaremos igual.

A FAVOR: Muy recomendable para todos los seguidores de la música francesa de Gainsbourg, y del rock melódico americano de Jayhawks.

EN CONTRA: Aunque sea un tema obligado de tratar en todas las entrevistas que les hacen, me gusta pensar que con su disco se brindaba una gran oportunidad de escuchar este tipo de música en español, algo que si existe, está muy escondido.

 

 

 

 

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