Cuando Bryan Singer dirigió la seminal X-Men (1999) el cine de superhéroes estaba en pañales. Quizás por eso se contuvo en aquella película, dotándola de un tono de ciencia ficción low cost y evitando todo lo posible los disfraces chillones. En 2016 hemos visto a Chris Evans vestir un traje con los colores de la bandera de Estados Unidos y Marvel Studios ha puesto muy alto el listón con sus films: pueden ser mejores o peores, pero todos son muy entretenidos. En X-Men: Apocalipsis, Singer decide ir contracorriente manteniendo la frialdad y la contención de aquellas primeras entregas firmadas por él. Hay poca acción en este nuevo capítulo de abultado metraje que reincide en los trajes negros y sobrios para los héroes, a pesar de que su villano luzca un aparatoso maquillaje azul. Singer alarga demasiado su trama, que no tiene ningún ritmo y solo en el tercio final regala un poco de espectáculo.