La primera sorpresa de la noche fue Sumie, la encargada de abrir los conciertos de su amigo Peter Broderick durante esta gira.

Mitad sueca mitad japonesa, esta chica pequeña y de aspecto quebradizo enmudeció al público que llenó el Teatro el Arte la noche del lunes solo con su voz y una guitarra acústica. Tocó canciones de su hasta ahora único y homónimo disco publicado el pasado año en el sello británico Bella Union (como una Hope Sandoval acústica y minimalista), y con una sencillez y delicadeza desarmantes se ganó a una audiencia que no tenía ni idea de quién era pero que seguramente ya no la olvidaría.