Stranger Things – Temporada 4 (parte 2)
Me resulta caprichosa la forma en la que Netflix ha dividido la cuarta temporada de Stranger Things, que se completa con dos episodios, uno de ellos de dos horas y veinte minutos de duración. ¿Por qué hacerlo así? ¿Por qué estrenar estas dos entregas más tarde? ¿Por qué dividir las tres horas y media que restaban en dos capítulos y no en cinco? Poco importa. Lo cierto es que el último tramo de está ficción resulta al mismo tiempo espectacular, divertido y anodino.
Stranger Things: Temporada 4 (primera parte)
Stranger Things se despide de sus fans en Netflix a lo grande con una cuarta temporada -dividida en las ya habituales dos partes- que es la más cara de toda la serie y que cuenta con episodios más extensos de lo habitual. Una circunstancia que ha alegrado a los seguidores de la creación de los hermanos Duffer pero que, a mí, que nunca me convenció esta nostálgica ficción, me ha sumido en la desesperación.
Stranger Things 3: el amor llega a Hawkins
La primera temporada de Stranger Things fue un éxito tremendo, seguramente exagerado, que llevó a muchos espectadores a llevarse una tremenda decepción con la segunda entrega. Ahora que se estrena la tercera tanda de episodios de la serie de los hermanos Duffer, podemos decir que la primera no era tan buena, la segunda no eran tan mala y esta tercera, mantiene el nivel. La divertida y nostálgica ficción anclada firmemente en los añorados años ochenta mantiene sus virtudes, su simpatía, pero también sus defectos.
Verano del 84 – La ventana indiscreta
No se puede decir que Summer of 84 proponga nada nuevo. Sus referentes son evidentes y de sobra conocidos. Estamos ante una versión ochentera de La Ventana indiscreta (1954) que recuerda en un montón de cosas a películas como E.T., el extraterrestre (1982), Los Goonies (1985),…
Dark: la teoría de la caja
Adictiva, intrigante y de factura impecable, la serie alemana Dark es el penúltimo éxito de Netflix. Simpática sobre todo para el fan de la fantasía, el terror y la ciencia ficción, entretiene a pesar de que probablemente este podrá anticipar sus giros. Aun así, hay que recomendarla ‘ciegamente’ porque resulta imposible hablar de ella por la vulnerabilidad de su trama al temido spoiler. Es mejor verla sin saber nada de antemano.
Stranger Things 2 – Segundas partes…
Tras el éxito sorpresa de Stranger Things, la segunda temporada de la serie de los hermanos Duffer estaba sin duda entre lo más esperado del año. La primera entrega jugaba sobre seguro, apoyándose en la nostalgia del cine de los años 80. Su argumento era un claro homenaje a Stephen King -con It y Ojos de fuego como principales referentes- y su tratamiento visual remitía al Steven Spielberg director –E.T, el extraterrestre (1982)- y productor –Los Goonies (1985)-.
Sing Street: Sin miedo al ridículo
La imagen clímax de dos enamorados que corren cogidos de la mano, mientras en segundo plano vomita un niñato irlandés que ha bebido demasiado, podría resumir las intenciones del director y guionista John Carney. Le conocéis de sobra por Once (2007) y Begin Again (2016), películas que mezclaban lo romántico y lo musical, así que ya sabéis de qué palo va este señor. Aquí nos cuenta básicamente lo mismo -los sueños como combustible del motor de la felicidad- aunque rebajando considerablemente la edad de sus protagonistas: ahora se trata de chavales de instituto. Sing Street es como mezclar Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000) y The Commitments (Alan Parker, 1991). Hay una parte de mí que se lo pasó muy bien viendo esta película, pero también hay otra que siente una gran vergüenza por admitirlo. La película tiene la energía que transmiten esos chavales que intentan montar un grupo de música, inspirados por todas aquellas bandas ochenteras con hombreras y demasiado maquillaje: The Cure, Duran Duran, Spandau Ballet.
Descubre S U R V I V E, el grupo que está detrás de la banda sonora de “Stranger Things”
No cabe duda de que “Stranger Things” es la sensación del verano. La serie creada por los hermanos Duffer se ha convertido en una de las sorpresas de la temporada, y que la nostalgia, reflejada en sus “homenajes” a las películas de los ochenta, ha logrado conquistar al público que creció en esa decáda. Al igual que su banda sonora, en la que, aparte de temas conocidos de Joy Division, New Order, Modern English o The Clash, hay un buen número de composiciones de unos tales Kyle Dixon y Michael Stein. Estos dos chicos de Austin forman parte de una banda llamada S U R V I V E, que está aprovechando el tirón de la serie para presentar las canciones de “RR7349”, el que será su nuevo álbum.
Stranger Things: la nostalgia del friki que nunca fuiste
Los niños protagonistas de las películas de los 80 nunca eran deportistas, ni los más populares del instituto, ni los novios de la chica más guapa. Eran frikis. Ver a Elliot jugar con figuras de Star Wars en E.T., el extraterrestre (1982) o a Billy leer cómics en Gremlins (1984) era como decir: son de los nuestros. El niño que fui en los años ochenta se sentía instantáneamente identificado con los héroes inadaptados de aquellas historias. Tenían los mismos juguetes que yo, leían los mismos tebeos, y se embarcaban en aventuras imposibles que yo vivía a través de ellos. Los chavales de Stranger Things juegan al rol como yo jugaba a Dungeons & Dragons. Han leído El Hobbit y El Señor de los Anillos. Tienen a Yoda, el Halcón Milenario y a Man-At-Arms de los Masters del Universo. Yo era como ellos.
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