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Cine/TV

Star Trek: Picard 

El momento definitorio de Star Trek: Picard puede ser cuando el protagonista, un retirado Jean-Luc Picard (Patrick Stewart), acude a la Federación Estelar y no es reconocido por la recepcionista, una chica joven que no tiene noticia de las hazañas pasadas del que fue capitán de la USS Enterprise en Star Trek: La nueva generación (1987-1994). Es quizás un aviso a navegantes: si no conoces al personaje, quizás, esta serie, no es la mejor forma de iniciarse. Aquella ‘nueva generación’ ahora es una vieja serie para los millennials nacidos con Perdidos, Fringe, Héroes, Juego de Tronos y Netflix.

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Black Mirror – Pesadilla tecnológica 

Ya es tradición recibir cada Navidad una nueva entrega de Black Mirror. Su creador, Charlie Brooker, sigue fabricando pequeñas historias de ciencia ficción anticipatoria sobre los horrores que puede desencadenar la tecnología en nuestra sociedad. Brooker se mantiene siempre verosímil, apoyándose en tecnologías existentes y familiares a las que da un giro terrorífico. Creo que esta cuarta temporada en Netflix no decepciona. Paso a comentar sus seis episodios, clasificados del peor al mejor.

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Absolutamente todo (Terry Jones 2015) 

Absolutamente todo es una comedia de ciencia ficción que tiene el aliciente de ser una pequeña reunión de los Monty Python. Terry Jones codirigió todas las películas del grupo –Los caballeros de la mesa cuadrada (1975), La vida de Brian (1979) y El sentido de la vida (1983)- aunque su carrera cinematográfica no llega a la altura de la de su compañero, Terry Gilliam. Aquí, el director de Eric el vikingo (1989) utiliza su voz y las de los otros PythonMichael Palin, Eric Idle, John Cleese y el propio Gilliam– para dar vida a los seres extraterrestres de la película (solo falta Graham Chapam, que nos dejó en 1989). Hay que destacar también la voz del recientemente fallecido Robin Williams que, en el papel del perro Dennis, repite lo que hizo más de una vez en vida: roba el protagonismo en cada una de sus intervenciones.

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Star Wars: El despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015) 

Si habéis ido a verEl despertar de la Fuerza en los primeros días de su estreno, en un cine atestado de gente de todo tipo, con familias enteras disfrazadas como los personajes de la saga, os habréis dado cuenta de no es simplemente una película. Sé que no soy el primero en decirlo, pero Star Wars es un mito moderno. Una historia que ha calado tan profundamente en el inconsciente colectivo que ocupa el mismo lugar que las leyendas y la religión. Con esto no quiero decir que la gente «crea» en la Fuerza, sino que su relación con la historia de Luke Skywalker es mucho más íntima que con el libro de Job de la Biblia. Los mitos no se crearon para vender entradas, camisetas o figuritas. Tienen una función psicológica como metáforas de las etapas de la vida y nos ayudan a superarlas. Y aunque Star Wars vende un montón de entradas, camisetas y figuritas, su estatura mítica es innegable e inigualable. Porque habrá ayudado a más de un niño a hacerse consciente de la muerte de su padre, le habrá enseñado a otro que una galaxia entera no puede separarle de su hermana, nos ha dicho a todos que hay que rebelarse contra el mal, pero empezando por el que anida en nuestro interior.