¿No es la vida laboral el mayor problema de nuestra existencia? Eso mismo que nos permite subsistir y que nos convierte en privilegiados es también un tedioso sacrificio para cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad. Nos pasamos cinco días deseando la llegada del viernes y del fin de semana en un ciclo que se repite el lunes, cuando, como Sísifo, volveremos a empujar la roca hasta el siguiente viernes.