En las siguientes líneas voy a acometer la difícil tarea de poner en palabras mi entusiasmo hacia Calle Cloverfield 10. Lo primero que quiero abordar es, sin embargo, el que considero el único defecto del film: su título. La palabra «Cloverfield» convierte a esta película en una secuela o spin-off del film Monstruoso (Matt Reeves, 2008), lo que supone un spoiler gigantesco. De hecho, debe ser la primera vez en la historia del séptimo arte en la que es conveniente ver primero una secuela. Algo tremendamente curioso dada la afición del productor de la cinta, J.J. Abrams, a los misterios: su filosofía de la «caja misteriosa» le ha llevado siempre a preferir los enigmas a las soluciones.