La clave del éxito de Sherlock es su capacidad para recrear el espíritu del original literario, utilizando una narrativa cinematográfica «moderna» -la cámara súper lenta, los giros en 360 grados, el bullet time, la infografía- y una ambientación contemporánea que acerca a los personajes a nuestra sensibilidad. El entorno actual, de paso, agrega un montón de recursos nuevos para el detective: Internet, los teléfonos móviles, el GPS. A pesar de todo esto, cuando se anunció este episodio especial navideño ambientado en el siglo XIX, en el escenario tradicional del Holmes canónico, Mark Gatiss y Stephen Moffat generaron unas expectativas muy altas. Y la verdad es que han cumplido. Ambos autores han demostrado sobradamente su inteligencia en el pasado y aquí no defraudan, convirtiendo esta «concesión» a la tradición en gran parte de la razón de ser del argumento, utilizando de nuevo el metadiscurso.