Compara Albert Camus el sentimiento de lo absurdo -la idea de que la existencia no tiene significado alguno- con el divorcio entre los personajes de una obra y su decorado. La sensación de que, a la tragedia de un hombre, el mundo responde con silencio. Creo que, en Petra, el director Jaime Rosales ‘divorcia’ su cámara de sus personajes, en un sentido similar. Es una convención del cine que el objetivo de la cámara debe seguir el movimiento de los actores y sus miradas.