Tras los considerables éxitos consecutivos de Black Panther y Vengadores: Infinity War, el taquillazo de esta Deadpool 2 debería hacer recapacitar a los que dicen que el cine de superhéroes está agotado. Porque la fórmula ni siquiera acusa desgaste, de hecho, parece que estamos en el momento más alto del subgénero, tanto en términos de taquilla como artísticos. También hay que reconocer que esta secuela es, en la práctica, una parodia de las películas de justicieros en mallas, que potencia los elementos de humor de la cinta original. En todo caso, estamos ante una secuela perfecta que solo pierde el elemento sorpresa con respecto a su predecesora. Deadpool 2 es divertida, espectacular y sobre todo ingeniosa. Una fiesta.