Nada me hubiese gustado más que descubrir, tras su visionado, que Para Sama es una ficción, que todos los niños que he visto morir durante sus terribles 90 minutos, se levantaron luego para seguir jugando. Pero no es así. Para Sama es, de hecho, una realidad que intentamos evitar diariamente cuando cambiamos de canal, cada vez que aparecen en las noticias las imágenes de una guerra en algún país lejano.