Los seguidores del género policíaco y de acción no deberían dejar pasar Juego de ladrones, solvente película de atracos perfectos, que trasciende su falta de pretensiones para ofrecer un producto impecable, con carisma y más profundidad de la que aparenta en su revelador, pero convencional, cartel. Eso sí, el film es un despliegue de testosterona tremendo -no supera el test de Bedchel ni de lejos- en el que sus personajes son lo que se conoce como «tipos duros».