La especulación inmobiliaria ya estaba nada menos que en la novela Drácula (1897) de Bram Stoker, una idea que recoge y actualiza con ingenio Oz Rodríguez, guionista y director, en Vampiros contra el Bronx, producción que estrena Netflix. La película coloca al vampiro como símbolo de la gentrificación, en una sátira social evidente, en la que los héroes son un grupo de niños que descubren, por casualidad, la llegada de los ‘no muertos’ para apoderarse de su barrio.