No sé si en la realidad existen los finales felices pero está claro que Xavier Rousseuau (Roman Duris), protagonista de la trilogía de Cédric Klapisch iniciada con ‘L’auberge espagnol’ (Una casa de locos, 2002), continuada con‘Les poupées russes’ (Las muñecas rusas, 2005) y rematada en esta ‘Casse-tete chinois’ (Nueva vida en Nueva York, 2014), es lo que busca y por lo que lucha a lo largo de los tres films ambientados en Barcelona, San Petersburgo y Nueva York.