No se puede decir que Mr. Link sea la típica película infantil, como no se puede decir tampoco que lo sea ninguna obra de los estudios Laika –Los mundos de Coraline (2009), Kubo y las dos cuerdas mágicas (2016)-. No hay canciones, ni colores horteras -no es Aladdin– y sus mensajes para el espectador -¿infantil?- lejos de ser evidentes, hay que buscarlos en el subtexto del film.