Mugir o no mugir.
Esa también es la cuestión.
Si nos toca hacerlo a cuatro patas, intentemos al menos quitarnos el cencerro.
Y podremos percibir mejor el olor de la libertad.
He aquí la historia de una evasión y las inevitables consecuencias por parte de un trío de sabias prosaicas contada con ternura, humor y cierta pretenciosidad.