Maldito seas Teddy Wayne. Yo pensaba que entre mis manos tenía una parodia sobre uno de las mayores atentados que se perpetran regularmente contra la música, además de una flagrante violación de los derechos del niño. Me refiero, claro está, a las estrellas del -mal llamado- pop infantil. Pero La Canción de Amor de Jonny Valentine, de humorístico tiene poco. Más bien es de esos libros que te dejan una sonrisa helada en el rostro.