Parece que Sam Beam (Iron & Wine) anda cogiéndole el gustillo a aparcar su jugosa evolución como complejo y colorido folclorista en solitario, para compartir protagonismo en discos colaborativos, ya sean fruto de la espontaneidad (su trabajo junto a Ben Bridwell, de The Band of Horses, publicado el año pasado), o más elaborados como el que ahora nos ocupa.