Las voz entre poderosa y evocadora de Estela Torno, en esa rápidamente identificable armonía que forma con los coros de Lidia Vila es un elemento familiar, nos suena de lo que pudimos degustar en el prometedor Nuvolàstic (2015), pero casi todo lo que órbita a su alrededor es muy diferente en el segundo asalto discográfico de Júlia. Las guitarras , que siguen siendo un elemento importante, han ganado electricidad y ceden bastante protagonismo a un sólido manto electrónico de teclados y ritmos programados.