No te pierdas...
Al utilizar nuestro sitio web, aceptas el uso de nuestras cookies.
Libros

“Big Day Coming. Yo La Tengo y el auge del indie rock”, Jesse Jarnow (Libros de Ruido, 2014) 

La tercera referencia de Libros de Ruido corrobora que estamos ante una editorial con una sensibilidad e idiosincrasia muy especiales. Tras el magnífico Postales Negras de Dean Wareham, el obsesivo Wouldn’t It Be Nice sobre el Pet Sounds, obra magna de los Beach Boys, ahora nos traen este Big Day Coming, una inusual biografía de uno de los grupos más inusuales de eso que llamamos indie, Yo La Tengo.

Conciertos

Yo La Tengo, La Riviera, Madrid (05-03-2013) 

YoLaTengo portada

“Dos horas y media con Yo La Tengo”: ese podría ser el título de esta crítica. Aunque también la podríamos llamar “Yo La Tengo se telonean a sí mismos” o “Yo La Tengo: la calma que precede a la tempestad”. Los de Hoboken decidieron que para esta gira era necesario hacer un show semiacústico y tranquilo en la primera parte, y sacar la garra y la electricidad en la segunda. Como siempre, la cosa funcionó de maravilla.

Discos

Yo La Tengo, “Fade” (Matador, 2013) 

yo-la-tengo-fade

Yo La Tengo son incapaces de hacer un disco malo. Aunque es lo menos original que se puede decir un nuevo trabajo de los de Hoboken, es una verdad como un templo y, aunque sea un cliché, es lo que hay. A las pruebas me remito. Incluso sus discos más flojos –me viene a la cabeza “Summer Sun”– son notables y contienen varios temas grandiosos. Afortunadamente, “Fade” no está dentro de esta categoría, ya que es uno de los grandes. Un disco con una calidad comparable a obras mayores como “And Then Nothing Turned Itself Inside Out”, y cercano a sus grandes obras maestras, como “Electr-O-Pura” o “I Can Hear The Heart Beating as One”.

La nota de prensa de “Fade” decía que era un cruce entre “And Then Nothing Turned Itself Inside Out” y “I Can Hear The Heart Beating as One”, y la verdad es que no podían estar más acertados. El decimocuarto trabajo de Yo La Tengo se sumerge en su faceta más calmada, revive sus momentos de psicodelia, y deja el indie-rock más ruidoso para otra ocasión (también es cierto que estas diez canciones están influidas por una grave enfermedad que tuvo Ira Kaplan en 2011, que a día de hoy no se sabe qué fue). Son canciones que hablan de escapar, de sentirse bien o de no perder el tiempo. Por eso mismo le pega ese tono sosegado que tiene el álbum, especialmente ese cuarteto de temas tranquilos, casi acústicos, que nos encontramos a mitad de recorrido.

Lo malo de empezar el disco con un tema como Ohm, es que todo lo que venga después te va a parecer que está por debajo, aunque sean canciones de enorme calidad. Este tema de más de seis minutos, donde juegan con la psicodelia más guitarrera, es la perfección hecha canción, y no hay quien te lo quite de la cabeza tras un par de escuchas. Curioso, ya que no cuenta con un estribillo al uso, pero su hipnótico ritmo de batería y sus ruidosas guitarras hacen el trabajo excepcionalmente. Como ya decía, que este tema sea la joya del álbum no significa que no encontremos grandes canciones a continuación. De hecho, tanto la preciosa Is That Enough, como el pop de aire sixties de Well You Better, tan solo están un peldaño por debajo. Por no hablar de Paddle Forward –la única concesión al indie-rock guitarrero– y la ya conocida Stupid Things, donde con un ritmo monótono, casi se acercan al Kraut-Rock. Una primera parte de diez.

Ya avisaba antes de que en el ecuador del disco la cosa se relaja mucho, y uno se encuentra con cuatro temas tranquilos, reposados, en los que casi susurran en lugar de cantar. Quizá se les ha ido un poco la mano, ya que esta parte se puede hacer un poco cuesta arriba. Aún así, terminan entrando y acaban enganchando con las sucesivas escuchas. El toque folkie de I’ll Be Around, el sosiego que transmite Cornelia and Jane (la mejor de las cuatro) o la fragilidad de The Point of It, son pequeños detalles que hacen que una canción te termine acompañando durante mucho tiempo. Además, acaban el disco tal y como lo empiezan: con otra delicia psicodélica de más de seis minutos, en la que un trombón y los instrumentos de cuerda (muy presentes en todo el álbum) son los grandes protagonistas. Otro diez para Before We Run.

Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew vuelven a demostrar que no hay quien les tosa, y que todavía son capaces de hacer obras tan grandes como este «Fade«. La primera gran alegría de 2013