¿Es posible hacer una película sin mostrar nada, solo con lo sugerido? Creo que no. Pero la danesa The Guilty lo consigue. Una película entera sobre el rostro de su protagonista, hablando por teléfono. Una película en off. Y es tremendamente efectiva. Su gran virtud es la forma cómo consigue dosificar la información para mantenernos en vilo y crear momentos de gran tensión. Todo, utilizando únicamente diálogos y sonidos. Tampoco hay que engañarnos: The Guilty funcionaría también en el teatro o en la radio. Porque la historia la fabrica el espectador en su imaginación lo que resulta muy bonito: cada uno de nosotros imaginará una película diferente en su cabeza.