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Teatro

Crítica: Animals de companyia, en el Club Capitol 

Nadie dijo que el camino para un dramaturgo incipiente sería fácil, ni mucho menos. Estel Solé podría escribir todo un tratado sobre las trabas con las que el circuito de teatros convencional recibió su primera propuesta teatral; sin embargo, ella, lejos de caer en el desánimo más absoluto, buscó una solución para estrenar aquel texto que había modelado conjuntamente con sus amigos/actores, y encontró en Bárbara Aurell la mejor cómplice: ella le ofreció el comedor de su casa como escenario improvisado para la primera representación de Animals de companyia, un primer éxito al que siguieron las actuaciones en más de setenta pisos por toda Catalunya y una gira por Centroamérica, el rodaje perfecto antes del gran premio, el estreno en el Club Capitol, un merecidísimo reconocimiento para esta falsa comedia sobre la amistad y la soledad que el público barcelonés ha recibido con entusiasmo, agotando las entradas en varias ocasiones y convirtiéndola en una recomendación obligada.

Teatro

Crítica teatral: Un aire de família, en el Teatre Romea. 

Hay ocasiones en las que cuando uno va al teatro se encuentra sobre el escenario no una ficción sobre la realidad sino la realidad misma, traspuesta allí con toda su materialidad, de una forma en la que si uno no estuviera sentado en la butaca y acompañado por el resto de espectadores le costaría distinguir qué es real y qué no lo es. Esto es lo que pasa con Un aire de família, estrenada en el teatro Romea el pasado 7 de septiembre y que, a través del texto de Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri nos permite, cual voyeur atrevido, ser testigos de un día, o más bien una noche, en la vida de una familia cualquiera.

Teatro

Crítica: L’Accident, en el Teatre Lliure 

Según tenemos entendido, las víctimas de un accidente mortal se marchan al Otro Mundo con un souvenir nada desdeñable: Por su mente cabalgan endiabladamente los recuerdos más intensos de su ya extinguida vida. Cuando el afectado es alguien tan distinguido como Albert Camus, parece ser que valdrá la pena asistir a ese desfile final de emociones personales. O no. Decídamoslo al final de esta crónica.