En los últimos tiempos la popularidad de Jordi Casanovas se ha consolidado gracias a su trilogía sobre la identidad catalana, un merecidísimo reconocimiento a su talento, cierto, pero muchos espectadores añorábamos la vertiente más oscura de sus inicios, la de comedias negras como Un home amb ulleres de pasta y la celebrada Sopar amb batalla. Quizás el autor de Vilafranca del Penedès también echaba de menos la diversión de los primeros años y por eso ahora ha recuperado el espíritu de aquellas piezas en Idiota, un juego perverso sobre nuestra sociedad actual donde las carcajadas están aseguradas a pesar de la tensión a la que son sometidos los protagonistas, un montaje estrenado en la Sala Muntaner que ya se ha convertido en todo un éxito de público y crítica.