Tiene I Am Not A Serial Killer todos los elementos de una película de género -terror, fantástico, ciencia ficción- de los años 80. Un protagonista adolescente, friki -víctima de bullying en el cole- con un amiguete gracioso y con algo de sobrepeso, una madre divorciada y un padre ausente. El chaval vive en un pueblo pequeño y da largos paseos en bicicleta. Se disfraza en Halloween. Asiste a familiares fiestas navideñas. Acaba enfrentándose a una amenaza fuera de lo ordinario, que nadie a su alrededor se cree, lo que le permitirá descubrir algo sobre sí mismo, madurar y, de paso, echarse novia