Jugar con la nostalgia en el mundo de la música tiene su peligro. Por un lado, es más fácil calar en el público con algo ya conocido, pero también te puedes convertir en una mala imitación, una de esas que se olvidan a las primeras de cambio. Esto algo de lo que saben mucho Hurts: tuvieron un gran éxito con su álbum de debut, que tiraba de nostalgia, y poco a poco el público se ha ido olvidando de ellos. Su afán por recuperar a los nuevos románticos de los ochenta a base de synth-pop resultón y pegadizo les funcionó bien unos meses, lo que tuvo de vida su primer trabajo. Ahora, y tras un segundo álbum que recibió unas críticas espantosas, vuelven con un tercer trabajo con el que pretenden cambiar un poco de estilo.