En I Lost My Body una mano amputada busca incesantemente. Su deambular por la ciudad, moviéndose fuera de la vista de las personas, detrás de cubos de basura, bajo los coches, alcantarillas y túneles de metro, permite ángulos de cámara imposibles y que la narración tenga un punto de vista insólito, en un ejercicio de animación soberbio, tan dinámico en lo visual, como poético en sus ideas.