Hoy en día se habla constantemente de la ‘muerte’ del cine, del desinterés de los espectadores por acudir a las salas, de cómo se han transformado los hábitos del consumo audiovisual: ahora, dicen, preferimos ver series desde la comodidad del sofá (¡Y eso que Netflix está perdiendo suscriptores!). Se habla mucho también de las posibles soluciones: que si darle prioridad a los estrenos exclusivos en salas, bajar el precio de las entradas o acabar con la hegemonía de las películas de superhéroes -que paradójicamente son las únicas que consiguen llenar las butacas como antes de la pandemia-.