Jay Roach, autor de comedias -Austin Powers (1997), Los padres de ella (2000)- tras Trumbo (2015), se apunta a la brecha abierta por Adam McKay -El reportero: La leyenda de Ron Burgundy (2004)- para hacer la crónica de las vergüenzas de la historia reciente de su país. McKay lo ha hecho en La gran apuesta (2015) y El vicio del poder (2018) -además de la serie Succession- y ahora Roach firma una cinta de intenciones similares: desde la maquinaria de Hollywood y utilizando a sus grandes estrellas, hacer una denuncia del sistema, en este caso, una denuncia feminista, pero también política.