William Doyle, el hombre que se esconde tras East India Youth, tuvo el año pasado, con su debut, un estupendo recibimiento, con los críticos de medio mundo a sus pies (quizá un tanto excesivo). En ese primer trabajo, el británico se dejaba llevar por un sonido electrónico experimental, plagado de paisajes ambientales. De vez en cuando, y en canciones como ‘Dripping Down’ o ‘Heaven, How Long’, le salía su lado pop, y nos entregaba algo que podríamos calificar como un hit de pop electrónico convencional. A ello se ha aficionado en este nuevo álbum, en el que, afortunadamente, está mucho menos experimental y más asequible.