Si “lo tuyo” se inmiscuye en “lo mío”, “lo nuestro” amenaza con alterar la normalidad. Aunque en asuntos sentimentales, el bien común suele ser andar convenientemente alejados uno de otro. Ello no es óbice para que antes vibremos con la ilusión del “me gusta”, nos felicitemos por el “le gusto” y a menudo acabemos con el “pongamos pies en polvorosa”.