Para acabar el festín electrónico que nos hemos dado en 2015 decidimos poner la guinda con el nombre propio de un increíble año. Con 29 tacos y poca ilusión por la mayoría de festivales, Dekmantel consiguió devolverme la fe y ahora soy un apóstol más de esa iglesia del ritmo afincada en Amsterdam. No solo es un festival, sino que también funciona como sello sacando interesantes referencias con los artistas de la casa y además organizando fiestas por Europa.