David Byrne y Annie Clark son de generaciones muy diferentes, pero entienden la música de una manera muy similar. Ellos están encima de un escenario para crear un espectáculo que vas más allá del mero hecho de interpretar unas canciones. A lo largo de casi dos horas de concierto, nos ofrecen coreografías (en las que participan ellos y el resto de la banda) y unos juegos de luces y sombras que le dan al espectáculo un toque teatral. Y aunque la química entre los dos no es muy buena (ella es un tanto sosa y se le ve demasiado pendiente de lo que está haciendo en cada momento), tampoco es que haga mucha falta: Annie Clark brilla musicalmente como interpretando los temas de “Love This Giant”, que es donde más interactúan. Y no hace falta decir que, cuando cada uno se va su terreno, lo bordan.