En una de esas desinhibidas discusiones de bar entre “nerds” melómanos, un amigo me mostraba su decepción ante la no inclusión de gente como los Happy Mondays o Inspiral Carpets en el concierto liderado por Ariana Grande a favor de las víctimas de Manchester. Está claro que en 2017 Manchester no es Madchester ni pretende serlo. Lo que para muchos nosotros es una asociación obligada entre esa ciudad y una escena musical concreta que se vivió muy intensamente durante un par de años, queda reducida a estas alturas como una simple anécdota que ni siquiera roza al gran público, sobre todo a la nutrida generación de millenials que no tienen por qué saber quién demonios es Ian Brown.