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Cine/TV

Stranger Things: la nostalgia del friki que nunca fuiste 

Los niños protagonistas de las películas de los 80 nunca eran deportistas, ni los más populares del instituto, ni los novios de la chica más guapa. Eran frikis. Ver a Elliot jugar con figuras de Star Wars en E.T., el extraterrestre (1982) o a Billy leer cómics en Gremlins (1984) era como decir: son de los nuestros. El niño que fui en los años ochenta se sentía instantáneamente identificado con los héroes inadaptados de aquellas historias. Tenían los mismos juguetes que yo, leían los mismos tebeos, y se embarcaban en aventuras imposibles que yo vivía a través de ellos. Los chavales de Stranger Things juegan al rol como yo jugaba a Dungeons & Dragons. Han leído El Hobbit y El Señor de los Anillos. Tienen a Yoda, el Halcón Milenario y a Man-At-Arms de los Masters del Universo. Yo era como ellos.